sábado, 20 de junio de 2009

Desarrollo y Antecedentes del Atentado a Hitler


Estado en el que quedó la sala de conferencias tras el atentado.


El proyecto de derrocar a Adolf Hitler empezó a gestarse de manera difusa en 1938 dentro de algunos altos oficiales de la Wehrmacht deseosos de evitar una gran guerra a escala europea, entre estos conspiradores estaban el general Ludwig Beck, antiguo jefe de Estado Mayor y el mariscal de campo Erwin von Witzleben, sin embargo la indecisión de los generales del ejército Franz Halder y Walther von Brauchitsch impidieron ejecutar tales planes, mientras la política de apaciguamiento seguida por Gran Bretaña y Francia en esos años les desanimaba de realizar un acto concreto contra el régimen nazi.
Tras los resonantes triunfos de la Wehrmacht en Polonia, Noruega, Francia, Bélgica y Holanda, la popularidad de Adolf Hitler aumentó muchísimo entre las masas alemanas y los oficiales de la Wehrmacht no fueron ajenos a tal fenómeno, por lo cual a fines de 1940 se hizo muy difícil reclutar conspiradores decididos a derrocar al régimen triunfante hasta entonces.
En 1941 tras la Operación Barbarroja se forma otro grupo de resistencia dirigido por el coronel Henning von Tresckow, quien trabajaba como parte del Estado Mayor del general Fedor von Bock, su tío. Desde allí Von Tresckow reclutaba nuevos conspiradores entre la oficialidad germana, pero sus planes no pudieron avanzar mucho debido a la Batalla de Moscú en diciembre de 1941, donde el avance alemán fue totalmente detenido por el Ejército Rojo lo cual significó que Hitler le quitara a Von Bock el mando del «Grupo de Ejércitos del Centro» mientras Brauchitsch también era relevado del mando de tropas. A ello se sumaba el hecho que los destacados triunfos de la Wehrmacht en el frente oriental durante 1941 desanimaban a la mayoría de los oficiales de participar en una conspiración contra Hitler, aún reconociendo la peligrosidad que implicaba para Alemania una guerra contra la Unión Soviética.
En 1942 Tresckow con ayuda del general Hans Oster logró reclutar en su núcleo de oposición al general Friedrich Olbricht, quien dirigía la oficina principal del ejército en Berlín, controlando allí un sistema de comunicaciones autónomo que unía a las unidades militares de reserva aún estacionadas en territorio de Alemania.
A fines de 1942 Tresckow y Olbricht intentaron asesinar a Hitler con bombas dos veces, una en Smolensk y la otra en Berlín, pero ambos planes fallaron, también buscaron sin éxito unir a su conspiración a los mariscales de campo Erich von Manstein y Gerd von Rundstedt, dos militares veteranos que gozaban de gran prestigio en la Wehrmacht por sus conocimientos de táctica en combate, quienes podrían ayudar a un efectivo derrocamiento del régimen nazi y no a un mero asesinato de Hitler.
En 1943 los planes para un golpe de Estado contra el Tercer Reich se vieron favorecidos por el curso de la Segunda Guerra Mundial desfavorable para Alemania, con la grave derrota en la Batalla de Stalingrado, la contraofensiva soviética que culminó en la Batalla de Kursk y la total derrota germana en África del norte tras la batalla de El Alamein. A mediados de ese año Tresckow reclutó en la conspiración al coronel Claus von Stauffenberg, herido de guerra en África, quien se mostró dispuesto a realizar personalmente el intento de asesinar a Hitler.
Ese año Olbricht sugirió a Tresckow un proyecto de golpe de Estado ya avanzado. Había un plan de emergencia militar del Tercer Reich denominado Operación Valkiria, previsto para usar en caso de una revuelta masiva de los obreros extranjeros esclavizados en Alemania o en situación de un grave caos civil en retaguardia debido a los bombardeos aéreos. Dicho plan implicaba la movilización de unidades de la Wehrmacht para restablecer la autoridad y podía usarse según Olbricht para que unidades militares tomen el control de las ciudades arrestando a los líderes nazis, y desarmando a las SS y a la Gestapo tras la muerte de Hitler. Dicho plan debía ser puesto en práctica por el veterano general Friedrich Fromm, jefe de las reservas militares alemanas, y para asegurar el éxito del golpe de Estado era preciso reclutar a Fromm en la conspiración o neutralizarlo en caso necesario. Inclusive a mediados de 1944 la conspiración obtuvo un nuevo apoyo en el general Carl Heinrich von Stülpnagel, jefe máximo de las guarniciones germanas en Francia, quien ofreció tras la muerte de Hitler tomar el control de París y negociar un armisticio inmediato con las tropas estadounidenses y británicas que avanzaban y con la resistencia francesa.
Las derrotas de las tropas alemanas en 1942 e inicios de 1944 dificultaron los planes de asesinar a Hitler, pues éste ya no aparecía en público a diferencia de años pasados y pasaba la mayor parte del tiempo no en Berlín sino en su cuartel general militar conocido como Wolfsschanze ('Guarida del Lobo') situado en Prusia Oriental, o en su refugio alpino de Berchtesgaden. En ambos sitios Hitler era muy resguardado por tropas de la SS y no recibía personalmente sino a sus colaboradores más cercanos, sobre todo después que el jefe máximo de las SS, Heinrich Himmler, empezase a sospechar mediante la Gestapo respecto de planes entre oficiales de la Wehrmacht para asesinar a Hitler.

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